Nieve.

Y en la avenida polar, el frío ha congelado  a más de 78493 corazones, ha taponado las calles y el blanco ha cubierto a varios recuerdos. Algunos deambulan por ahí, entre la nieve, buscando recovecos donde pasar el invierno. Lugares con dosis de calor para aquellos cuerpos tan acostumbrados a los calambres y a la piel cuarteada. 

Al principio parecía que iba a ser cuestión de días, pero el calendario se ha visto perjudicado más de lo esperado, las horas son difíciles de diferenciar y a ellos los separa una muralla de nieve. No se mueven porque tienen la magia enterrada bajo los pies, y sin ella, el movimiento queda reducido a la nada. 

Solo queda esperar que el invierno no les carcoma los impulsos, y en algún momento alguno decida sacudirse el hielo.



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