Incidente en la cocina.
Llegas, y es como
si un tornado llegara a nuestra casa, a mí. Me abrazas, me besas y todo lo que
estaba en la mesa de la cocina empieza a temblar, a quebrarse. No soy amante
del caos, pero en mi subconsciente
prevalece la idea de destruirlo todo contigo, de volverlo a crear y seguir
desmedidamente el círculo. Quiero que a diario en ella haya desorden, que se
quiebren los platos, y la nevera permanezca por horas abierta; que de tantos
abrazos agitados, al reloj se le acabe la pila y no exista más apetito que el del uno por el
otro. Que me agites por el aire, y nunca se terminen las sorpresas, los
nervios y las canciones.
Comentarios